(1864-? , hindú)
Traducido y compilado por J. Rodros. Blavatsky Editorial, México, 2005.
El 2 de marzo de 1879 en Bombay, comenzó a trabajar
como sirviente de HPB. Era un joven Guzerati, cuya fidelidad hacia HPB fue
atestiguada por todos hasta que ella se fue de la India en 1885. Tenía un raro
talento para las lenguas. Cuando llegó a trabajar con HPB y Olcott, ya hablaba
inglés y francés, gaonés, guzerati e indostaní y posteriormente adquirió un
perfecto conocimiento del tamil cuando se trasladaron a Madrás. (Old Diary
Leaves, por Henry Olcott, II, p.21)
“En 1884 acompañó a HPB en su viaje a Europa,
volviendo antes que ella a Adyar el 20 de septiembre de ese año”. (CW, Chronological
Survey, por Boris de Zirkoff). Defendió a HPB en contra de los ataques
de los Coulomb y de Richard Hodgson.
En un artículo que él escribió poco después de la
muerte de H.P. Blavatsky publicado el 13 de Mayo de 1891 en el Indian
Mirror, Babula dice:
“ ¡Se ha ido el
brillo de la hierba y el esplendor de las flores!
Heliona Petrovna Blavatsky ha dejado de existir en
este plano terrestre. Se ha ido de entre nosotros. La muerte de la Señora Blavatsky
es un golpe para todo el mundo. Ella no era de esta o de aquella nación. Todo
el ancho mundo era su casa, y toda la humanidad sus hermanos. . . Nuestro
afecto por la Sra.
Blavatsky era tan personal, anhelábamos tanto verla una vez
más personalmente en la India.
. . .
Recordamos los rasgos de la querida dama, que con
seguridad es ahora una santa, sus rápidos movimientos, su raudo flujo de
palabras, aquellos brillantes ojos claros, que con una mirada veían a través de
ti, volteándote de arriba abajo – y en seguida la contemplamos, amable y
cariñosa como una madre, y sabia como un padre, vertiendo fe, esperanza y
consuelo en tus oídos, cuando le mencionabas tus dudas y ansiedades ... y
ahora, ahí está HPB ante nosotros, toda ella libre de enfermedades y, parece
susurrarnos una fe más grande de la que la animaba toda su vida, una confianza
en el propósito infinito, que es al mismo tiempo el Karma y el destino
del Hombre Divino!
(In Memory of HPB by
Some of Her Pupils,
Londres, 1891, p.81)